ARTE: Las líneas de interferencia de Amber Rose

Vista parcial de la instalación 'Líneas de interferencia' de Amber Adela Rose en el Museo Tecleño, El Salvador.

Nacida en 1980 en Londres, Inglaterra, de padre inglés y madre salvadoreña, la artista multidisciplinaria Amber Adela Rose realizó estudios de dibujo y pintura en la Slade School of Fine Art de Londres. Establecida de forma permanente en El Salvador, Centro América, desde 2008, su más reciente muestra exhibida en el Museo Municipal Tecleño es una seria meditación sobre los efectos de las mutaciones geográficas de la intervención humana en el paisaje natural. En ella la artista presenta un interesante proyecto unitario: un círculo en tres fases que transita desde refinados y minimalistas dibujos en papel, pasando por la composición cromática en lacas sobre tela, y culminando con una instalación tridimensional que interviene las paredes del espacio museístico con cientos de palitos de madera, para recrear metafóricamente un paisaje similar a nuestro entorno físico, en una versión estética muy original y ponderada.

Lo primero que llama la atención de su obra en papel es el poder de síntesis en el dibujo. La de Amber Rose es una virtuosidad ejecutada con mano segura, pero de trazo deliberadamente casual. Una docena de líneas cortas, sinuosas, desenfadadas, casi infantiles pero meditadas le bastan para trazar con precisión un perfil, un horizonte o una perspectiva urbana de cualquier ciudad en el mundo, con un toque fino que denota una sensibilidad altamente estilizada. En esta actual muestra su obra se enfoca en el paisaje nacional salvadoreño, pero su visión artística trasciende más allá de su entorno local hacia lo universal.

Esto último es evidente al considerar la aplicación de esa visión artística al tema central: la recreación del paisaje natural y sus accidentes. Para el caso, las líneas de interferencia en el paisaje terrenal salvadoreño que la artista ha convertido en alegorías de su geografía estética; cicatrices e interferencias ubicuas en su entorno, que son transformadas con gran destreza en señales de lecturas nostálgicas o en composiciones estrictamente estéticas. Estas ‘interferencias’ del panorama constituyen precisamente su preocupación y el tema central de la obra en exhibición: las consecuencias de la intervención humana desenfrenada en el paisaje salvadoreño.



En su visión artística no hay espacio para la figuración humana; eso sí, en su ausencia encontramos sintetizada la mano del hombre: ubicuos e inminentes por doquier cables eléctricos que cruzan el horizonte y el plano central; cables de televisión, de telefonía, fachadas anguladas de edificios y sus sempiternas antenas; sugeridos paisajes, rotos por letreros de neón de anuncios comerciales y por solitarios rótulos de claves urbanas, que en manos menos expertas resultarían en rígidos paisajes post industriales. No en el caso de Amber Rose, con cuyo talento se convierten en escuetas composiciones cromáticas y en horizontes de meditaciones gráficas que sugieren un lenguaje de evocaciones ecológicas.

Con depurada sensibilidad Amber Rose no solo documenta artísticamente esa intrusión humana sobre el paisaje para revelarla al observador, sino que agrega su profunda curiosidad por interpretar y deconstruir las brechas entre los espacios creados por esa intervención artificial; indagaciones hechas por medio del dibujo, y plasmadas en las composiciones en laca sobre tela con sus lacónicos paisajes difuminados de acento impresionista, que luego son implementados artísticamente con líneas físicas para cerrar el círculo temático; tal es el caso de la propuesta tridimensional de la muestra donde la artista interviene el recinto físico con cientos de palitos forjados en madera, que recorren sinuosamente sus paredes, convirtiendo su simbólico paisaje en un lenguaje visual físicamente recreado en ejecuciones estéticas de connotaciones intelectuales. Y es que más allá de su visión artística, existe también una preocupación filosófica vigente: las consecuencias desconocidas de las mutaciones hechas por el hombre sobre el paisaje. Amber no es una entusiasta ni apologista del paisaje, su trabajo es más bien una documentación artística del estado de cosas del panorama salvadoreño.

Atrae igualmente la solvencia cromática de sus composiciones sobre tela, versiones minimalistas manifestadas a través de un dibujo sugerido, difuminado y exquisito, con líneas y espacios saturados de laca que le brindan a las obras una textura orgánica, impresionista y que en una primera lectura sugieren más bien abstracciones familiares y cotidianas tales como los paisajes urbanos que diariamente recorremos en nuestros trayectos rutinarios. Por otro lado, si reflexionamos por un momento en el elemento inglés del origen de la artista, bien podemos inferir un legado artístico británico a su obra. Hay ciertas reminiscencias con los difuminados paisajes marítimos del artista romántico inglés William Turner (1775-1851) considerado en ciertos círculos académicos como el creador del Impresionismo. Esto a lo mejor podría ser sólo una feliz coincidencia, sin embargo las ejecuciones pictóricas de Amber Rose tienen luminiscencias impresionistas que sugieren una fuerte influencia europea. Es decir, su obra en óleo tiene más afinidad con una sensibilidad europea que con lo que conocemos de la pintura tradicional salvadoreña y centroamericana en general, donde reinan el color y la luz orgánica.

Lo cierto es que Amber Rose es una joven artista cuyo lenguaje visual despliega ya una madurez intelectual acoplada a una exquisitez en la ejecución de su obra –sea en dibujo, en tela o con sus paisajes instalativos–, que propone diversas lecturas. Su peculiar visión y lenguaje plástico nos recuerda de la fragilidad del paisaje y de las posibles implicaciones que la injerencia humana puede tener en el futuro de nuestras ciudades o del panorama nacional; sean estas la consideración ponderada de una estética paisajista o la transformación de nuestro entorno natural en una terrible muestra de decadencia y destrucción urbana.


ARMANDO MOLINA
Zaragoza, El Salvador

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Catálogo de exhibición, aquí

Publicado en el Suplemento Cultural Tres Mil (04-07-2014).

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