ARTE: Artistas Salvadoreños en San Francisco, California: Panorama Cultural
Instalación del artista plástico salvadoreño Victor Cartagena, colocada en la entrada a Cancillería de El Salvador. / Foto Internet. |
A R T E
Artistas Salvadoreños en San Francisco: Panorama Cultural
Por ROMEO GILBERTO OSORIO
Es de consenso universal que la ubicación geográfica influye en gran medida en los vínculos de amistad entre estados y naciones, tal es el caso de la ciudad de San Francisco, California, y El Salvador. Este último siendo una escala obligada en las rutas marinas aun después de la apertura del Canal de Panamá, que generó con esa ciudad californiana una interrelación que prevalece hasta el presente.
San Francisco: Escala obligada
En 1542, Juan Rodríguez Cabrillo es comisionado por Pedro de Alvarado para buscar y descubrir una ruta de acceso hacia el Océano Atlántico. Así construye una flotilla en los astilleros en la bahía de Jiquilisco, y zarpa de Acajutla en tres embarcaciones denominadas San Salvador, Victoria y San Miguel.
Llegando inicialmente al actual San Diego en el sur de California, Cabrillo explora las costas de California hasta alcanzar el norte de Point Reyes y el Russian River, perdiendo la oportunidad de incursionar a la bahía de San Francisco debido al mal estado del clima que le obligan a regresar. No es sino hasta 300 años después que de nuevo visitan y exploran los territorios que Cabrillo descubre.
Atraído por el torbellino de la fiebre del oro llega a San Francisco en 1850 el general y escritor salvadoreño Juan José Cañas, experiencia que el escritor nos encapsula en sus versos plagados de nostalgia “A la salida del Vapor GOLD HUNTER”, el primer poema de un salvadoreño publicado y traducido al inglés. Su visita se enmarca en una coyuntura crucial en el desarrollo socio-económico de ambos lugares. A su retorno a su país natal, Cañas es redactor del Proyecto de Carta Fundamental de la Constitución de la República de El Salvador, tras el colapso de la Federación Centroamericana y de la usurpación del territorio de California en poder de los mexicanos, por los Cuarenta y Nueve, y ya encaminado a su transformación en estado de la Unión Americana.
Invitación oficial a la Exhibición en El Salvador de LINEAS: Artistas Salvadoreños en San Francisco. |
A la salida del vapor Gold Hunter
Por Juan José Cañas
Se va el vapor para la patria mía. Se va y mi pecho de pesar se llena;
Se va el vapor y mi fortuna impía. Sólo a verlo partir me condena.
Se va el vapor: escucho la campana. Que con su son a navegar convida;
Es su aviso final porque mañana. No estará aquí del sol a la salida.
Se va el vapor: las ruedas en su giro. Baten las olas en confuso afán:
¡Se va! ¡Se va! Y en mi dolor suspiro. ¡Sólo por ti mi bella Cuscatlán!
Se va el vapor: ¡adiós ligera nave! Los desiertos marinos ve a cruzar
Como los cruza con quietud el ave. Que prefiere en las aguas habitar.
Se va el vapor: despliega su bandera. Y truena abordo intrépido el cañón;
Saluda al puerto por la vez postrera. Más destroza también mi corazón.
Es muy triste suspirar en un lugar extranjero
Es muy triste suspirar en un lugar extranjero
Por la tierra do primero la luz del Sol se miró.
Tener que sufrir las penas con que se oprime la mente,
Al comparar el presente con el tiempo que pasó...
No hay vida, no, más ingrata, que la del pobre que vaga.
Pues si un recuerdo la halaga, tal vez la impele a llorar.
Jorge Meléndez Wright y Totoya, la última sobreviviente de los Yosemite
Jorge Meléndez Wright y Totoya, la última sobreviviente de los Yosemite
Medio siglo después el salvadoreño Jorge Meléndez Wright revoluciona el concepto de conservación ambiental en el naciente sistema de Parques Nacionales de los Estados Unidos. Tras graduarse en biología de la Universidad de California en Berkeley, es encomendado a recuperar las designaciones y nombres indígenas de la reserva californiana de Yosemite, a partir del testimonio de la última superviviente quien solo hablaba castellano y su lengua nativa. Pronto Meléndez Wright concluye que este gran intento de salvaguardar la belleza forestal a partir de apreciaciones estéticas estaba destinado al fracaso, de no considerarse el papel central de la fauna en la interrelación ecológica, aspecto fundamental para la preservación forestal.
Conocido por su baja estatura y poder de persuasión, Meléndez Wright inicia un estudio que él mismo financia y que establece la ciencia como base de la conservación ambiental, estudio publicado en 1933 intitulado “Fauna de los Parques Nacionales de los Estados Unidos”. Su labor impulsa la creación de la División de Conservación Animal de la cual asume su conducción, un trabajo instrumental en la recuperación de los Everglades en la Florida, donde introduce el reconocimiento fotográfico aéreo para lograr su designación. Tras un infortunado accidente automovilístico Meléndez Wright muere a temprana edad mientras negociaba como intermediario del gobierno de los Estados Unidos una reserva forestal conjunta en la frontera con México.
El crítico, artista plástico y curador de la exposición LÍNEAS, Romeo Gilberto Osorio conversando con asistentes a la exhibición. |
Iniciativas culturales: Imán de creatividad
En la década de los sesenta, a partir de la apertura de la educación superior a las minorías y el empuje contra la Guerra de Vietnam, se desarrollan iniciativas culturales en San Francisco con notable participación de salvadoreños. Surgen en el barrio latino esfuerzos artísticos como la Galería de la Raza y el Museo Mexicano que impulsan el connotado movimiento visual chicano; la Raza Gráfica y más tarde Mission Gráfica, que juntos producen un legado serigráfico de trascendencia internacional. Notable en estos esfuerzos lo constituye en la actualidad la entidad Creatividad Explorada, enfocada en la creatividad de personas minusválidas, que provee una fuente de trabajo lucrativo tras la creación, difusión y venta de sus obras.
En el periodismo y la literatura surgen los periódicos El Tecolote, El Pulgarcito y la revista artístico-cultural Tin Tan de la Editorial Pocho-Che. En esta última aparecen las primeras traducciones del poeta Roque Dalton y la difusión de escritores y artistas salvadoreños, culminando en los años ochenta con la formación de la Brigada Cultural Roque Dalton, de gran influencia en la poesía norteamericana de la época.
De estos esfuerzos, la fundación del Centro Cultural de la Misión para las Artes Latinas marca una ruptura en la política cultural de San Francisco. Tradicionalmente el objetivo de la Comisión de Arte de la ciudad consistía en canalizar fondos federales directamente a las instituciones burguesas tradicionales como la ópera, el ballet y la orquesta sinfónica. A partir de 1975 una coalición de activistas culturales y artistas los obliga, tras la movilización y militancia, a adquirir cinco instituciones destinadas a la promoción permanente de las artes comunitarias, una adjudicación sin precedente en la historia cultural de la ciudad.
Dotado de un espacioso teatro, una amplia galería dedicada a las artes visuales latinas, estudios de danza y música, además de un taller de artes gráficas, el Centro Cultural se transforma desde un inicio en un imán de creatividad y de difusión de las artes Latinas, que prevalece hasta el presente.
Adjudicando su utilización alrededor de colectivos disciplinarios, el Comité Musical tiene un impacto duradero, pues el actual Carnaval de San Francisco tuvo sus inicios organizativos en el Centro Cultural. Orquestas como René del Mar y Mestizo impulsan por años la salsa y música tropical en la vida nocturna de la ciudad: Ana Daisy y Gil Medina en downtown, Carlos Gallardo y Mestizo en el barrio, todos ellos emigrados económicos de tradición y talento de ese período. Resalta en este contexto el poco conocido y único disco de José ́Chepito ́ Arias, “Funky Folsom”, compuesto y ejecutado por el trompetista y director de orquesta Alfredo Mojica a su paso en ruta a Nueva York.
En el periodismo y la literatura surgen los periódicos El Tecolote, El Pulgarcito y la revista artístico-cultural Tin Tan de la Editorial Pocho-Che. En esta última aparecen las primeras traducciones del poeta Roque Dalton y la difusión de escritores y artistas salvadoreños, culminando en los años ochenta con la formación de la Brigada Cultural Roque Dalton, de gran influencia en la poesía norteamericana de la época.
De estos esfuerzos, la fundación del Centro Cultural de la Misión para las Artes Latinas marca una ruptura en la política cultural de San Francisco. Tradicionalmente el objetivo de la Comisión de Arte de la ciudad consistía en canalizar fondos federales directamente a las instituciones burguesas tradicionales como la ópera, el ballet y la orquesta sinfónica. A partir de 1975 una coalición de activistas culturales y artistas los obliga, tras la movilización y militancia, a adquirir cinco instituciones destinadas a la promoción permanente de las artes comunitarias, una adjudicación sin precedente en la historia cultural de la ciudad.
Dotado de un espacioso teatro, una amplia galería dedicada a las artes visuales latinas, estudios de danza y música, además de un taller de artes gráficas, el Centro Cultural se transforma desde un inicio en un imán de creatividad y de difusión de las artes Latinas, que prevalece hasta el presente.
Adjudicando su utilización alrededor de colectivos disciplinarios, el Comité Musical tiene un impacto duradero, pues el actual Carnaval de San Francisco tuvo sus inicios organizativos en el Centro Cultural. Orquestas como René del Mar y Mestizo impulsan por años la salsa y música tropical en la vida nocturna de la ciudad: Ana Daisy y Gil Medina en downtown, Carlos Gallardo y Mestizo en el barrio, todos ellos emigrados económicos de tradición y talento de ese período. Resalta en este contexto el poco conocido y único disco de José ́Chepito ́ Arias, “Funky Folsom”, compuesto y ejecutado por el trompetista y director de orquesta Alfredo Mojica a su paso en ruta a Nueva York.
Revista de artes y letras VOCES (Volúmen V. 2002) |
Años ochenta: Iniciativas independientes
Mientras estos esfuerzos se concentraban en la institucionalización amplia comunitaria, con el incremento de la migración salvadoreña a partir de los años ochenta surgen iniciativas independientes más concentradas en aspectos disciplinarios específicos como el Centro de Documentación e Investigación Cultural de El Salvador, CODICES; tanto como experimentos periodísticos más amplios como el semanario bilingüe Horizontes.
La Editorial Solaris que durante años mantiene la publicación de la literatura en español en San Francisco, divulga la novela y el cuento representativos de la época. En esta labor la editorial progresivamente utiliza los diferentes medios de difusión en la medida de su desarrollo tecnológico, hasta su metamorfosis como suplemento cultural del periódico Horizontes, y transformarse eventualmente en la revista cultural Voces y en la web el portal multifacético LatinovisionSF.com.
En la poesía surge la editorial Luna Press, cuya incidencia en la literatura ilustrada para niños cuenta con connotados galardones y una incidencia internacional. Por otro lado, en las artes visuales destaca el grupo Tamoanchán que cultiva el grabado y sus derivados, y que a pesar de su breve existencia como colectivo todos sus artistas afiliados despuntan en una diversidad de estilos y prácticas hasta el presente.
Posguerra e infraestructura cultural comunitaria
La combinación del auge migratorio de la posguerra y la infraestructura cultural comunitaria anteriormente asegurada, posibilitan la difusión extensiva del arte salvadoreño: en 1992 se presenta en el Centro Cultural de la Misión la exhibición “Más Allá de los Volcanes”, retrospectiva de artistas salvadoreños en San Francisco, en conjunción con la Asociación de Artistas Plásticos de El Salvador (ADAPES); en 2002 se presenta la exhibición “Arte Contemporáneo de El Salvador”; y en 2009 la exhibición “TERRITORIOS: Nuevas Corrientes Visuales de El Salvador y la Diáspora”, en la galería principal del Centro Cultural SOMARTS de San Francisco, muestras que recorren el espectro visual aún vigente tanto en El Salvador como en San Francisco.
Breves estadías en condición de exiliados del conflicto armado nos dejan estampas notables y duraderas en la tradición del muralismo del barrio, tal es el caso de la obra del artista salvadoreño Isaías Mata en la Iglesia San Pedro del distrito de la Misión; así como la imagen icónica de Monseñor Romero en la pintura grafítica del connotado callejón Balmy.
El incremento del interés crítico-académico en las artes salvadoreñas generan intercambios culturales y artísticos producidos por el Proyecto Cultural Encuentros, entidad que fomenta las visitas del historiador Carlos Cañas Dinarte recopilador de las obras completas de Francisco Gavidia; del connotado crítico literario y filólogo Rafael Lara Martínez; y la visita del maestro pintor Camilo Minero, Premio Nacional de Cultura y legendario representante del realismo social en El Salvador.
El panorama visual contemporáneo en su variedad de estilos, materiales y técnicas corresponde al ámbito cosmopolita amplio en que se insertan. Sin embargo las propuestas artísticas reflejan reiteradamente un apego al bagaje cultural y la persistente afirmación de la identidad. Además de la pintura, escultura, grabado e instalaciones audio visuales, la presente exposición se complementa con muestras del quehacer literario: libros, revistas y memorabilia histórica del período.
ROMEO GILBERTO OSORIO es artista plástico y crítico de arte de origen salvadoreño radicado en San Francisco California. Fundador en 1977 de la galería del Centro Cultural de la Misión para las Artes Latinas en San Francisco, y de la Galería Arte Foro en Acto Teatro en El Salvador en 1981. Realizó sus estudios en arte en la Universidad Estatal de San Francisco. Se especializa en la técnica de aplicación de resina poliéster sobre fibra de vidrio y otras superficies, generando instalaciones conceptuales abstractas y figurativas.
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