POESÍA: Antonio Aguilera, el poeta obrero

ARTE: Ricardo "Cachi" Cartagena (ESA). ´Los clavos´, óleo en tela.


Por una de esas deliberadas casualidades, nos hicimos amigos. Y como toda amistad basada en lo literario pronto me di cuenta de sus habilidades poéticas que me impresionaron desde mis primeras lecturas de su obra. Con el correr del tiempo fui descubriendo a un buen poeta, un bardo autodidacta forjado en las duras lides literarias en El Salvador, poseedor de una voz propia, singular, de verbo contundente y sobrias experiencias como obrero de la metalurgia en su país El Salvador, Centro América, herencia de su padre. Hablo del Poeta obrero, Antonio Aguilera, poeta del pueblo nacido en Santa Tecla en el seno de una familia de clase trabajadora. Y como tal, su obra es un reflejo de sus experiencias existenciales desde esa perspectiva: el poeta Aguilera nos habla de su dura vida de obrero, sus amores personales y anhelos literarios, las condiciones sociales e históricas de los hombres comunes en su día a día y su profundo deseo de ver una sociedad salvadoreña solidaria, próspera y en paz.

         — Armando Molina


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Poemas de 

Antonio Aguilera

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PRESENCIA

No he venido para que me halaguen.

No he venido para que me menosprecien.

He venido para entenderme

mirándome en los espejos

y que los espejos me miren

y se entiendan.


Para que entendamos que estamos presentes

caminando en busca de la verdad

sin atavíos vanidosos.


Con ese valor excepcional

escondido en la indumentaria del alma,

impulsado por el miedo.


Hacia lo incierto

con el estandarte

de llamarnos humanos.



*     *     *



SIN PAGAR

Vino el campeón a cobrar

Lo del Co Latino

A vocear un reflejo

de la necesidad que se encontró

con la mía encerrada.


¡Vendiendo periódicos.

Panes y pastillas.

Revistas maquilladas.

Ganchos a montones.

Vendiendo el alma de esclavos!


Bien aplanchado por los decires.

Bien estirado el pellejo.

Y es por gusto.

Adentro sólo esperanzas.


¡Y vos jodiendo todavía

con la paja del ojo ajeno.

Y ni Dios lo quiera!


Puras alabanzas de casacas

gruñidas al oído sordo

que está acostumbrado a eso.


Pero de todas maneras no me

querés entender ni cinco.

De todos modos, modos son todos,

y las presunciones y el hambre

continúan sin pagar el teléfono

el agua

La energía que nos absorben



*     *     *



CON TODAS LAS DE LEY

Otro loco delira en él:

escenario cotidiano sin razón

para arriba y para abajo.


La razón sólo la miro pasar

como si no me hubiera ganado

el bocado con mis manos callosas.


No valgo nada.

Mendigamos a la apariencia

que aparenta regalar.

Y no regala nada.


Ya que con humo

todo el mundo.

Es mejor el trinquete


Y la fe atrofiada

Mirando qué sale.



*     *     *



CUANDO ME ENTERE

Cuando me dé cuenta que

estoy desnudo en la calle

con mis verdades.


Tal vez aquilato el sueño que

me has obligado a vivir

con mis mentiras.


Y me vaya lejos a lugar desconocido

a sembrar mis pasos expulsados.


Donde me paralice la artritis

mundial con mis propias dolamas.

En cuenta la tuya cargada de 

plegarias, solamente del recuerdo.


Ese que viajamos tantas veces.

Siempre tomados de los celos.



*     *     *



COMO PUEDO


¡No lo vas a creer,

pero no es chiche estar

parado haciéndole huevo

al tormento así como está esto!


¿Quién se iba a imaginar

que ya llegamos al tiempo

de comernos unos a los otros?


Mientras una furia indecible

me arrastra a mirar las cosas

como a todos, sólo que yo

las describo como puedo.


Pero me salgo de la línea

vocifera la suciedad en cuatro

y dos patas mascullando adelanto

en murmuraciones celulares.


Para colmo, sin salario

me soco el pantalón con vergüenza,

porque todavía de necio digo

que lo hago, pero no hay trabajo.

Sólo hambrientos.

Y negociantes de grandes humaredas.



*     *     *


ANTES Y DESPUÉS


Era la ciudad gitana de panderetas

de fríos decembrinos y caretas

de cafetales, cundida de flores

y en sus surcos cantaban amores.


Gitanos pronósticos danzaban mi casa.

Trotamundos, de España esa raza.

Manos dando historias futuras

mi ciudad a esas bellas criaturas.


Yo el chiquillo anfitrión.

Mocoso careto de corto pantalón.

Mi madre parecía una de ellas.


De tez blanca como esas doncellas.

Mi padre moreno le daba un beso

en mi ciudad, hoy arruinada de progreso.



| Juan Antonio Aguilera (El Salvador, 1941) poeta de nacimiento y obrero metalúrgico salvadoreño, nacido en la ciudad de Santa Tecla. Fundador del taller literario Fragua y Yunque (Poesía en chatarra), sus trabajos poéticos han sido publicados en revistas literarias y periódicos salvadoreños y centromericanos. La mayor parte de su obra permanece inédita. Recibió el reconocimiento como el Poeta Obrero de parte de la Universidad de El Salvador en 2023.

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