LIBROS: «TIERRA», de Ricardo Lindo




Tierra, novela
De Ricardo Lindo
Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI). 1a. Edición, 1996.
San Salvador, El Salvador.
Centro América.


El primer libro que leí del poeta y escritor Ricardo Lindo fue su colección de relatos Lo que dice el Río Lempa; eso ocurrió en 1991. Recuerdo que en aquella ocasión mi primera reacción luego de terminarlo fue tomar la pluma y escribir mis impresiones sobre lo que para mí había sido un grato descubrimiento en la literatura salvadoreña contemporánea.

Creo haber escrito entonces sobre el elemento de misterio que transita con delicadeza por la prosa de Lindo, con el cual lograba describirnos vívidamente el remoto y mágico mundo de los pobladores originales del Señorío de Cuzcatlán así como sus leyendas y creencias. Hice también mención de cómo Lindo, haciendo uso de hechos y datos históricos, había logrado confabularlos y arrinconarlos en una memoria colectiva de carácter popular, y hacerlos altamente asequibles. En otras palabras: había sabido convertir la leyenda hablada en mitología escrita.

Escribo esta anécdota a manera de preámbulo debido a que hace poco terminé de leer la novela Tierra de Ricardo Lindo, y porque nuevamente las observaciones hechas en aquella ocasión se dan cita en esta su más reciente obra.

Nacido en San Salvador, El Salvador, en 1947 en el seno de una familia de poetas e intelectuales, la trayectoria del escritor, poeta y crítico de arte Ricardo Lindo incluye una amplia lista de libros que revelan sus variados intereses y habilidades literarias. Entre sus poemarios publicados se destacan los libros Jardines, Rara Avis, Las monedas bajo la lluvia y El señor de la casa del tiempo. Sus trabajos de crítica incluyen un estudio poético sobre la pintura de El Salvador y el libro El esplendor de la arcilla, cuyo tema es el teatro popular en El Salvador. Y en narrativa, entre otros, Cuentos del mar, una colección de cuentos infantiles, y Lo que dice el Río Lempa, el libro de relatos mencionado antes, publicado en 1990 por la editorial Clásicos Roxsil. Toda esta obra en conjunción con su labor editorial al frente de la revista ARS, Segunda Época, en la cual viene fungiendo como director desde 1991.

POCAS han sido las «novelas históricas» que han ejercido en mí la fascinación sobre la cual he oído hablar a otros lectores del género; tal vez mi condición sea poco común en este sentido. Pero desde ya quiero establecer que usar el término “novela histórica” en el caso del libro Tierra de Ricardo Lindo sea quizás poco acertado, aunque no necesariamente erróneo. Por un lado, pienso en las obras Las memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar; Yo, Claudio del británico Robert Graves; y en el contexto latinoamericano, la novela Noticias del Imperio del mexicano Fernando del Paso, o los textos de Las venas abiertas de América Latina del uruguayo Eduardo Galeano. Considero que estos libros no pueden describirse simplemente como “novelas históricas” o como “Historia novelada”, aun cuando el tema y los protagonistas sean figuras y eventos de la Historia, ficcionadas y desarrolladas en un contexto novelado. Más bien soy de la opinión que las anteriores son singulares obras literarias que eluden cualquier etiqueta académica, debido a que los suyos son textos extraordinarios por la profundidad psicológica plasmada en sus protagonistas, así como por su temática de dimensiones épicas o por la recreación exacta de ciertas eras de la Historia.

Tierra, el más reciente libro de Ricardo Lindo es un caso parecido al de estas obras. Esto es categórico. El relato es un ambicioso proyecto literario cuyo panorama narrativo abarca el período que va desde los últimos días de la historia precolombina del Istmo centroamericano (concentrándose mayormente en El Salvador y Guatemala), hasta los días finales del reciente conflicto armado que abatió las tierras de Cuzcatlán (este último el nombre indígena de El Salvador y quizá el personaje principal de este magnífico opus literario).

Sirviéndose de un ingenioso esquema de contrapunto narrativo, tanto en el uso de registros poéticos y narrativos como el uso del tiempo en la estructura de la pieza, Lindo relata la historia del huérfano judío peninsular Pablo de Alcántara, hombre educado entre hidalgos y prelados españoles, convertido más tarde en sacerdote y curandero, quien llega a estas tierras centroamericanas formando parte de las huestes de conquistadores de Pedro de Alvarado. Es a través de la biografía de este último personaje y con el recurso de datos históricos, por medio de los cuales Lindo establece y desarrolla una de las eternamente controvertidas premisas de nuestra historia centroamericana: nuestro pasado peninsular. Asimismo, paralelo a los inexorables acontecimientos que constituyen la violenta historia de la conquista de estas tierras, el autor introduce el otro elemento de nuestra historia el cual viene encarnado en la figura del chamán-guerrero-artista Otzilén, personaje mágico y misterioso cuya presencia se renueva y transforma constantemente en el relato, a través de las varias generaciones de su estirpe.

Lo extraordinario del periplo literario de Ricardo Lindo en su novela Tierra no sólo estriba en su ingeniosa estructura narrativa o en la ambiciosa dimensión épico-histórica de su relato ―cuyo pausado desarrollo resulta una suerte de descubrimiento histórico y excelente lectura para el lector, todo ello debido a lo interesante del tema. Ante todo, de Lindo es preciso destacar el uso intachable del lenguaje, el cual mantiene a lo largo del relato ora un tono misterioso, ora un tono solemne; así como ciertos pasajes vernáculos que le brindan al texto una especie de frescura coloquial, sin dejar por eso que el relato sufra algún tropiezo. La belleza lírica del lenguaje narrativo de Lindo es indiscutiblemente su mayor fuerte, todo ello debido a su condición de poeta. Resultaría imposible insistir más en esa delicada belleza plástica de sus descripciones, la cual es una constante a través de la narración. Y es precisamente el tono cargado de misterio acoplado a esa belleza lo que le permite al lenguaje la oportunidad de cautivar al lector.

Por otro lado y aún más importante, cabe destacar los perfiles psicológicos de los personajes, los cuales vienen trazados con destreza y todos ellos diferenciados en sus peculiaridades; particularmente las distintas reencarnaciones de Otzilén el chamán-guerrero-artista; evidente también en el esbozo biográfico-psicológico de Pedro de Alvarado; y en los monólogos interiores del personaje de Don Pablo de Alcántara, cuyas tribulaciones espirituales relacionadas a las acciones de la conquista constituyen el eje vertebrador del relato. Los personajes de Pedro de Alvarado, Don Pablo de Alcántara y el chamán Otzilén son los arquetipos de nuestra identidad salvadoreña y centroamericana: a través de sus adversidades y estoicismo podemos conocer la profundidad de nuestras debilidades y fuerzas. Y en ello estriba lo extraordinario de esta obra.

En efecto, hay un elemento incuestionable en todo lo descubierto a través de la lectura de este libro: el relato es un episodio literario impresionante salido de la pluma de Ricardo Lindo. Y los salvadoreños somos los más beneficiados por ello. La de Lindo es una de esas aventuras literarias que exigen casi toda una vida de dedicación y empeño. Cabe ahora esperar que la obra y su autor obtengan la proyección y el reconocimiento que merecen esta clase de extraordinarias empresas.


ARMANDO MOLINA
San Francisco, California


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Publicado originalmente en el Suplemento Cultural ENCUENTROS. San Francisco, California (11-7-1997).


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