ALBERT CAMUS: La Noción del Absurdo



Hace poco más de cincuenta años, el 4 de enero de 1960, un automóvil que se dirigía hacia París perdió el control y fue a estrellarse contra un árbol. En ese trágico accidente automovilístico Albert Camus perdió la vida instantáneamente; en el bolsillo de su abrigo fue encontrado un boleto de tren con destino a París para ese mismo día. A los 46 años de edad, en el pináculo de su fama como escritor, una vez más "el absurdo" en esta ocasión marcaba definitivamente la muerte, vida y obra del filósofo y escritor cuya pluma diera voz y forma a la Filosofía del Absurdo.

Albert Camus nació en Mondovi, Argelia, el 7 de noviembre de 1913, en el seno de una familia de clase trabajadora. Su padre, Lucien Camus, quien apenas podía leer y escribir, había llegado a Argelia procedente de Alsacia junto con su esposa de origen español, Catherine Camus. En 1914, al comienzo de la Primera Guerra Mundial, Lucien Camus se incorporó al ejército francés y murió en acción en la Batalla del Marne. Tiempo después de esta tragedia Catherine Camus, con sus dos hijos pequeños, se trasladó a un barrio obrero de Argel y obtuvo empleo limpiando casas. Albert vivía en un apartamento estrecho rodeado por una abuela severa y de mal genio, un tío taciturno, su hermano, y una madre casi sorda y silenciosa.

Fueron estas las circunstancias opresivas que el joven Albert Camus había experimentado antes de su llegada a París en marzo de 1940. No obstante, más tarde el mismo Camus escribiría sobre esta etapa de su vida: "La pobreza nunca fue para mí una desgracia ya que siempre estuvo inundada de luz". De ahí que "las dos o tres simples pero grandiosas imágenes", según sus propias palabras, conformarían el origen de lo que eventualmente despertaría su sensibilidad de escritor: la silenciosa y estoica madre, la luz, y la belleza de la tierra.

De todos los escritores de su generación –incluyendo a Sartre– fue Camus quien despertó y obtuvo la más amplia atención mundial, precisamente por la extensa y difícil lista de tareas y preocupaciones humanísticas que se impuso: literatura, teatro, periodismo y filosofía. Y dentro de la última, su profunda preocupación por la justicia social, tema que constituyó el elemento principal de la mayoría de sus obras, así como también de su vida.

De acuerdo a Mme. Germaine Breé, quien ha escrito intensamente sobre el escritor, Camus aseguraba que no se veía a sí mismo como un filósofo profesional. Camus afirmaba con vehemencia que no estaba interesado en construir una explicación filosófica coherente de la situación del hombre en el mundo –todo esto posiblemente debido a su origen proletario. Parecía más bien estar interesado en convertirse, en un sentido socrático, en un hombre con una ética definida. Es más, Camus era poseedor de una aversión racional hacia los sistemas filosóficos establecidos. En este sentido es de suponer lo anterior, al observar que Camus fue parte de una generación profundamente afectada por las circunstancias históricas.



Es así que para el año de 1938, a la edad de 24 años, sus actividades e intereses humanísticos estaban firmemente definidos y establecidos. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, eventos que estarían más allá de su control lo proyectarían fuera de Argelia y lo plantarían dentro de la caótica escena europea. En marzo de 1940, Camus se trasladó a París con intenciones de establecerse permanentemente; no obstante, volvería a Argelia a intervalos, a la tierra "del árido esplendor" en cuyos escenarios se desarrollan la mayor parte de sus novelas.

Al observar su obra de la preguerra, es notable la energía vibrante con la que escribió su primera serie de trabajos –"El Extranjero", una novela; "Calígula", una pieza de teatro; y "El Mito de Sísifo", un ensayo filosófico; trabajos desarrollados casi simultáneamente y que más tarde el mismo Camus agruparía en sus notables "Carnets" bajo un sólo encabezado: El Ciclo de lo Absurdo. Este patrón de trabajo lo mantuvo Camus durante el resto de su vida. Asimismo, en los años de la postguerra, Camus produciría una novela –"La Plaga"; dos piezas de teatro –"Estado de Sitio" "Los Justos"; y un ensayo filosófico –"El Hombre Rebelde". Y de la misma forma que sus primeras obras, este nuevo grupo de trabajos literarios fue agrupado bajo el nombre de "Prometeo": El Ciclo de la Revuelta.

Camus hablaría más tarde con relación al origen de este fenómeno o método de trabajo literario: "Escribo en diferentes niveles literarios, precisamente para no mezclar géneros. De modo que escribo piezas teatrales en el lenguaje de acción, ensayos en una forma racional, y novelas sobre la oscuridad del corazón humano. Es cierto que estos diferentes tipos de libros dicen la misma cosa. Pero después de todo, fueron escritos por el mismo autor, y, juntos, forman una sola obra".

La teoría del absurdo, que no es solamente una teoría sino una de las líneas centrales de la condición humana, vuelve al primer plano de la sensibilidad en la pluma de Albert Camus y deja testimonio de su horror a través de todas y cada una de las obras de este carismático escritor. Fue precisamente en octubre de 1957, poco tiempo después de la publicación de su colección de relatos "El Exilio y El Reino", y de acuerdo a la Academia "por la honestidad y sencillez de su prosa", que le fue entregado el Premio Nobel de Literatura; Albert Camus, junto con Rudyard Kipling, son los más jóvenes recipiendarios del codiciado premio.

En la obra "El Mito de Sísifo", Sísifo ha sido condenado a empujar una pesada piedra hasta la cumbre de una montaña; una vez arriba, la piedra volvía a bajar y Sísifo debía volver a empujarla hasta el fin de los tiempos. En "El Extranjero", la vida de Meursault, el melancólico héroe de la novela, se nos presenta como mediocre y tediosa; todo se mueve como por una especie de inercia morosa, y nos convertimos en testigos de una vida sin metas, en un universo opaco, donde ni la muerte de su madre, ni el amor de su amante pueden romper el muro de la monotonía cotidiana. Pero a medida que la novela se desenvuelve en este escenario incoloro, paulatinamente nos lleva a presenciar el crimen de Meursault, quien mata, sin motivo aparente, a un árabe desconocido en una solitaria playa. La novela se convierte entonces en una novela de planteamientos filosóficos altamente polémicos, culminando con la condena a muerte del protagonista y su último deseo de saborear la vida en el momento presente.



En la primera obra mencionada, el mito representa el trabajo absurdo del hombre y la monotonía de su vida, hasta que la muerte lo releve de tan absurda tarea y existencia. Y "El Extranjero", que, con su morosidad y nihilismo inherente, constituye la ilustración casi perfecta de la filosofía del absurdo.

Como puede observarse a través de éstas y de cada una de sus demás obras, la preocupación de Camus fue la reivindicación moral de los hombres y su necesidad de solidarizarse con la humanidad entera. Y entre las lecciones filosóficas que proyecta: la de rechazar radicalmente el destino en el momento preciso en que se impone; y el principio de una rebelión necesaria en la vida pues ahí está la muerte, la única realidad. A partir de entonces los hombres serán libres de gozar al máximo sus existencias.

Ya sea el absurdo, la injusticia social, la rebelión como medio de reivindicación moral, o la adoración sensual de la vida, los trabajos de Albert Camus muestran una marcada coherencia y unidad interna. Como muchos de su contemporáneos, Camus reflexionó profundamente en las relaciones entre el arte y las circunstancias específicas, sociales e históricas en las cuales le tocó desenvolverse; elementos que a estas alturas podría asegurarse caracterizan la conciencia moderna. De modo que lo que caracteriza sus técnicas como escritor es un control formal en su obra, consecuencia natural de su preferencia por los ideales estéticos de los griegos; y por otro lado, la aguda necesidad de obtener una perfecta coherencia en su arte.

Camus definió sus inquietudes artísticas desde muy temprano y las exploró con una integridad intelectual y artística que mantuvo hasta su muerte. La tarea más difícil para Camus fue aquella de alcanzar un estado ideal entre las necesidades del individuo y las exigencias de la sociedad.


ARMANDO MOLINA
San Francisco, California


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Publicado en revista ContraCultura, de El Salvador (18-04-2013).

Comentarios

Si el mundo fuera claro, el arte no existiría.

Una de sus tantas acertadas frases.

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